De
mayor me compraré un yate de tal envergadura que fliparé yo solito de lo
pequeño que será. Me hundiré con él y viajaré por el Océano Índico para ver
pequeñas luciérnagas provenientes de aquellos países del sudeste asiático.
Claro
que no todo va a ser alegría, debo pensar en comer caracoles para poder
sobrevivir, pues la comida asiática me da asco y pudor, pero los caracoles
tienen un puntito que oye, no te digo yo que no.
Tendré
que saber que a la gente de allí no la sobra especialmente la solidaridad… pues
hace 6 meses fui y no me dieron ni para pipas… Pero esto es otro rollo, seguro
que si le robo a alguno me llevo, como mínimo, una colleja de esas que suenan
hasta bien. Me sentiré orgulloso si no muero en el viaje.
Por
otro lado, aprovecharé la visita al Índico para poder ver Japón, ciudad más o
menos cercana y famosa por sus grandes locales de karaoke que son como bares,
pero sin bebidas, y todos unos buenazos que no beben, porque son unos sosainas
y solo saben divertirse cantando y haciendo cosas raras de las que aún no tengo
ni idea.
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